Es mucho más fácil

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Entre el camino estrecho y el largo, la mayoría elige la segunda opción. Lea y entienda.

Para el que conoce a Dios, Sus mandamientos no son pesados. Sin embargo, para los que no tienen una relación con el Eterno, Sus instrucciones son un penoso fardo.

La ignorancia con respecto a la realidad espiritual hace que las personas no entiendan que todo lo que Dios nos pide, tiene el objetivo de protegernos y bendecirnos. Al fin y al cabo, nadie conoce tan bien al ser humano y sus deseos como Aquel que los creó. Y por eso, estableció límites, una providencia que Él sabe que es fundamental para nuestro desarrollo, seguridad y felicidad.

Pero el hombre huye de tener que obedecer, pues, ama las facilidades y, entre el camino estrecho que exige el sacrificio de la propia voluntad, y el largo, que no impone ninguna condición, obviamente que la mayoría elige la segunda opción.

Entonces, entender el motivo por el cual se ordenaron los Mandamientos es simple, pero someterse a ellos es muy difícil para quien lleva en sí mismo el egoísmo.

Pienso que esta es la razón de las innumerables excusas para tantas transgresiones, como, por ejemplo:

Es mucho más fácil decir que Dios no existe, que admitir Su existencia y someterse a Sus patrones.

Es mucho más fácil decir que el diezmo es una orden de la época de la Ley, que ser generoso y fiel.

Es mucho más fácil hacerse el desentendido sobre quién es nuestro prójimo, como lo había hecho ese maestro de la Ley al hablar con Jesús, que ayudar al que tiene necesidad.

Es mucho más fácil decir que todos los pastores son ladrones y todas las iglesias engañan, que congregarse y formar parte de un Cuerpo bien ajustado por la disciplina.

Es mucho más fácil pensar en disolver una unión y decir que el matrimonio es solo un papel, que luchar para limar asperezas, ser humilde para reconocer los errores y buscar la restauración de una familia.

Es mucho más fácil pasar años en la iglesia cumpliendo obligaciones y pensar que eso es suficiente, que admitir que la práctica de la religiosidad no tiene nada que ver con la espiritualidad.

Es mucho más fácil echarles la culpa a todos a su alrededor, que reconocer las propias fallas y luchar para cambiar.

Podemos notar que el camino de las facilidades es realmente largo, ¿no es así? Sin embargo, me detengo aquí y los invito a unirse a mí para que, en una conversación sincera, expongamos las excusas esparcidas por ahí que impiden tanto el progreso del ser humano.

Escriba su punto de vista y así, con ese análisis, pueda ayudar a otros que leen esta reflexión.

Creer, también es pensar. Mientras más unimos la fe a la inteligencia, hay más oportunidades de alcanzar el verdadero entendimiento.

Atte. Núbia Siqueira

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