Vemos que con el pasar del tiempo la convivencia entre los obreros se hace un tanto difícil, y esto sucede porque no todos están en un mismo Espíritu.

Cuando hablamos del cuerpo de obreros, viene a nuestra mente la imagen de un grupo de personas en completa fraternidad. Pero esto no siempre es así,
ya que existen diferencias de opiniones, responsabilidades, hábitos y conductas que hacen que los obreros no estén siempre en la misma sintonía.

Entendemos que no todos tuvieron la misma crianza, educación, los mismos valores dentro del núcleo familiar, y esto puede afectar la relación con los demás obreros. Pero más allá de la manera en la que fueron educados por sus padres, o del ámbito familiar en el que fueron criados, eso no justifica la mala convivencia entre ellos (Obreros) ya que en el momento en el que nacen del Espíritu Santo, son formados por Él, con un mismo pensamiento, una misma misión, un mismo querer. ¡Entonces no puede haber enemistades, conflictos, “grupitos” o aislamiento de absolutamente nadie!

El Apóstol Pablo dijo: “Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba; porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros…” Tesalonicenses 4:9

NO pueden existir divisiones en medio de los obreros, ya que no permitiría ver cuándo alguno necesita ayuda y ese Uno no es necesariamente la otra persona, sino también nosotros mismos.
El diablo está trabajando fuertemente para crear este tipo de clima, porque él sabe que “… toda Casa dividida contra sí misma no se mantendrá en pie…” Mateo 12:25

Obreros, ustedes fueron llamados para una misma misión, ser Salvos y Salvar a los demás.
Los nacidos de Dios trabajan para el Reino de Dios y no contra el Reino de Dios.

Orientación:

Busque acercarse al obrero con el que usted tiene una dificultad, propóngale hacer juntos un propósito de oración y usted se sorprenderá y verá que tal vez esa persona no era como se la imaginaba.

Pr. Guillermo Langeleotti