Vigilia de la Perfección

“Hizo él lo recto ante los ojos del Señor, aunque no de perfecto corazón. Y luego que fue confirmado en el reino, mató a los siervos que habían matado al rey su padre”.
(2 Crónicas 25:2-3)

¿Por qué usted sirve a Dios?

¿Cómo servir a Dios con un corazón perfecto?
Uno sirve a Dios con corazón perfecto cuando hace las cosas para Él con sinceridad, con rectitud y no hace nada con segundas intenciones. Amasias hizo lo que era bueno, pero adentro suyo habían malas intenciones. Ni bien asumió su reinado utilizó la venganza que tenía en su interior, esa fue la primer medida que tomó en su reinado. Cuando hay una mala intención, todo lo que aquella persona hace para Dios, no sirve, ya que lo que uno hace para Dios debe ser una ofrenda, y ofrenda sincera.

Hay muchos que sirven a Dios pero en su interior hay una mala intención. Muchos ex obreros cayeron por hacer la obra mecánicamente; y sin el deseo sincero, sin agradar a Dios. El primer amor cesó y por eso cayeron. Uno debe analizar su vida ¿Por qué uno sirve a Dios? Cuando Dios nos llamó y nos eligió, Él nunca nos prometió algún cargo en la obra. La intención del siervo debe ser ganar almas. No puede haber otra intención que no sea servir a Dios.

“Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere allí estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará”
(San Juan 12:26)

El que sirve a Dios debe estar donde está Jesús; y Jesús se encuentra donde están las personas sufridas. Hay personas que creen que por estar en la iglesia y ayudar al pastor, ellas están sirviendo, sin embargo no es así. Esa es una mentira del diablo.

Si uno no está ganando almas y no está entre los que sufren, uno no está sirviendo a Dios. Hay personas que dentro de la iglesia son muy activos, pero no son tan activos donde está Jesús. Sólo caen las personas que no están donde Jesús está. Hay personas fracasadas en todas las áreas porque no sirven a Dios. Piensan que lo sirven pero en verdad no lo sirven.

Cuando uno tuvo algo importante, trascendente, habla para los demás lo que le pasó. El ser humano quiere compartir todo lo bueno con los demás ¿cómo puede ser que una persona que tuvo un encuentro con Dios no va querer que otras personas tengan el mismo encuentro que ella tuvo? Si no hay ese deseo de que otros conozcan a Dios, fue porque uno no conoció a Dios, uno no se siente motivado debido a que no nació de Dios. Los nacidos de Dios, sirven a Dios.

La persona que sirve no se ocupa de la vida de los demás sino que de su propia vida. Dios no ve como el hombre: el hombre ve lo que está delante de él, pero Dios ve el interior.

“El que cierra su oído al clamor del pobre, también él clamara y no recibirá respuesta”.
(Proverbios 21:13)

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