¡Un error es suficiente para estancar su vida por años!

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¿Cuál es el error más común entre las personas de todas las edades, clases sociales y culturas? ¡Es el autoengaño, la mentira!

¡La mentira es un espíritu!

Y el que elige tener un espíritu mentiroso o verdadero es cada uno.

El que acepta tener un espíritu mentiroso, antes de mentirles a los demás, se miente a sí mismo.

El espíritu de la mentira genera otro espíritu, el indefinido.

Porque una mentira tiene que cubrir otra, y la persona se queda indefinida en sus objetivos, responsabilidades, sueños y necesidades.

¡Ese es el motivo por el cual las personas no reaccionan!

Pasan uno, dos, tres, siete años y la persona no se indigna.

Y se va debilitando, eso quiere decir que la persona ya fue fuerte.

Por eso, Dios quiere arrancar ese espíritu viejo y darle uno nuevo.

Dios quiere cambiar:

— El espíritu mentiroso por uno verdadero.

— El espíritu indefinido por uno definido.

— El espíritu de queja por uno agradecido.

— El espíritu perezoso por uno activo.

Dios no puede cambiar el espíritu de la persona, darle uno nuevo, verdadero, definido, si la propia persona no se indigna contra el espíritu de la mentira, de la indefinición, y se vacía de esos espíritus viejos en el Altar.

Sin embargo, Dios le da un espíritu nuevo cuando ya no acepta el espíritu viejo, y renueva su mente con:

— Ideas, prioridades, pensamientos, atención, fuerza, disposición.

Sepa que no será una tarea fácil, porque el mal peleará con su espíritu, así como peleó con el de Gedeón, conmigo y con todos los que cambiaron el espíritu viejo por uno nuevo:

1.° El mal usó a sus hijos, entre el propio pueblo de Israel.

2.° Después, al no lograrlo, buscó a sus hijos para atacar a Israel y matar a Gedeón, a su familia y a toda la nación de Israel (lea el capítulo completo de Jueces 6).

¿Realmente quiere cambiar de vida y vencer ese problema imposible?

Venza el miedo y:

* Derribe el altar de Baal. * Destruya la estatua del ídolo.

* Edifíquele un Altar al Dios Vivo, en el lugar más alto.

* Sacrifique su segundo toro (lo que más necesita y «no puede»).

* ¡Toque la trompeta!

Obs.: En primer lugar, usted debe vencerse a sí mismo, para que luego pueda vencer sus enemigos.

Haga su voto de sacrificio total y prepárese para el domingo 16, suba al Altar sin el bautismo en el Espíritu Santo y descienda sellado con Él. El que quiere ser sellado puede incluso subir humillado, pero descenderá victorioso, ¡con un espíritu nuevo!

#EspírituNuevoNuevaVida

¡Nos vemos en la IURD o en las nubes!

Obispo Julio Freitas

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