En el monte Sinaí, Dios hizo una alianza con el pueblo de Israel:
«Ahora, pues, si en verdad escucháis Mi voz y guardáis Mi pacto, seréis Mi especial tesoro entre todos los pueblos, porque Mía es toda la tierra; y vosotros seréis para Mí un reino de sacerdotes y una nación santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.» Éxodo 19:5-6
Nosotros somos propiedad de Dios. Los que servimos a Dios somos sacerdotes.
«Porque Dios no envió a Su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.» Juan 3:17-18
Dar crédito no es lo mismo que creer. Dar crédito es cuando alguien le da un voto de confianza a alguien, por ejemplo, y creer es cuando se entrega de verdad, sin miedo ni desconfianza. Cuando una persona cree, confía.
Empieza el Ayuno de Daniel, nadie está obligado a participar de este propósito, sin embargo, si decide hacerlo, debe dejar las redes sociales, las conversaciones triviales y las noticias seculares, para enfocarse solo en las cosas de Dios.
Debemos evaluar nuestra fe:
¿Hemos dado crédito o creído? ¿Hemos recibido al Espíritu Santo de hecho? ¿Hemos arrancado el mundo de nuestro interior?
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Señales de que un obrero se encuentra bien espiritualmente:
1. Se concentra, Le expresa a Dios lo que está en su interior.
2. Medita en la Palabra de Dios, sin olvidarse de lo que leyó. Esa Palabra resuena en sus pensamientos (mente) todo el tiempo.
3. Trabaja en las reuniones, se compadece del pueblo. Le demuestra su cariño a Dios a través del cuidado del pueblo. Aun cansado, se preocupa por las personas. A veces, no dispone de mucho tiempo, pero su sonrisa es suficiente para levantar al que está caído.
4. No se aprovecha de la posición en la que se encuentra, no es chismoso ni malicioso, ni habla mal de los demás, y usa la información que está a su alcance para edificación.
¡Seguimos en la fe del «Nunca más a oscuras»!