Los 364 días del año no tienen el mismo gusto de un único día: nuestro cumpleaños. Estar viva, ser recordada por los amigos, recibir cariño, regalos, estar con las personas queridas…¡todo eso es muy lindo! Pero, con el pasar de los años, en los cumpleaños reflexionamos más, porque comenzamos a entender el valor de la vida, del tiempo y de las oportunidades. Sin darnos cuenta, asociamos aquel día, que era tan lindo, al temido envejecimiento.
La sociedad propaga que envejecer es sinónimo de arrugas, dependencia, pérdidas, olvidos… ¡nadie destaca algo positivo!
Para mí, cumplir años es tener un día para recordar que el tiempo está pasando, que necesito adaptarme a los cambios que trae y que tengo que disfrutar el privilegio de la vida. No es ser infeliz, pues los años traen madurez, experiencias y con eso, menos chances de equivocarnos.
Yo pienso que para el cuerpo existe recuento de años, pero el alma no tiene edad. Ella no está sujeta al tiempo cronológico, por eso un interior saludable puede influenciar en la edad que la persona aparenta. ¡Aunque ese no sea su objetivo!
Hay mujeres jóvenes que actúan, reaccionan, se visten y se comportan como señoras. Y, hay señoras con un espíritu tan joven, de buen carácter y en constante aprendizaje que no aparentan la edad que tienen.
Hablamos tanto sobre no compararnos con otras mujeres, pero a veces nos comparamos con la mujer que éramos en la juventud.
Nos da nostalgia recordar cuánto cabello teníamos a los 20 años, y hoy pasamos las manos, y los sentimos más quebradizos y rebeldes. Sin contar la lucha contra los cabellos blancos, que insisten en aparecer con toda su fuerza en nuestra cabeza y desafiarnos. Qué difícil eso, pues sé de algunas mujeres que tienen que retocar las raíces todas las semanas.
La piel, que antes era firme y resistente a todo, va cambiando la textura y lentamente una arruguita aquí y otra allí. Aparte del metabolismo rápido que ayudaba a perder peso en una semana, y ahora, después de un mes de dieta la aguja de la balanza casi ni se mueve.
Los cambios en el cuerpo son muchos, pero no sirve reclamar si no enfrentamos los desafíos de manera correcta.
Yo veo el paso del tiempo como algo que va agregando virtudes que yo jamás hubiese conseguido si fuera una niñita siempre. Soy consciente que algunos cambios no son muy agradables, pero como no soy la única en el mundo que pasa por eso…es algo súper democrático, ¡todas lo pasan!
Puedo decirle también que fue muy bueno lo que viví… pero, la mejor etapa de mi vida, es la que estoy viviendo hoy. Esa es mi oportunidad de vivir y servir a mi Dios, sirviendo a las personas.
Revea su concepto de envejecer y no pierda de vista su objetivo en la vida, aunque tenga limitaciones y dificultades. Vivir cada etapa es esencial para el crecimiento humano.
¡Un beso y hasta la próxima!