Ella no despreció lo sagrado

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Los perfumes siempre fueron usados por las mujeres como forma de atracción, para llamar la atención y la admiración del hombre, principalmente en lo que se refería a la sensualidad y a ejercer su poder de seducción.

Estaba delante del Señor Jesucristo una de esas mujeres derramando su valioso perfume.
“…vino a Él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de Él, estando sentado a la mesa.” Mateo 26:7

Ella sabía en su interior que estaba delante de un Hombre que no iba a ser seducido simplemente por el agradable aroma de un perfume cualquiera, aunque hubiera sido comprado durante todo el año.

Era necesario algo más para atraer la admiración de Aquel que sería el Libertador de su alma.
En aquella época, era bastante complicado que una mujer se aproximara a un hombre. María se aproxima al Señor Jesús de una manera reprobable a los ojos de las demás personas, pero Él la aprueba por su coraje y determinación al buscar llamar Su atención.

Jesucristo vio lo que había dentro de ella y expresó Su satisfacción diciendo:
“De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.” Mateo 26:13
Muchos han derramado sus ofrendas, han llamado la atención de los hombres, se han aproximado al Altar con sus propuestas.

¿Cómo ha sido su aproximación delante de Dios?
¿Cómo ha evaluado usted su ofrenda para Dios?

María derramó su vida. Su todo. Lo que ella había sido, era y sería a partir de ese día en adelante.
Ella no despreció lo sagrado.

Obispo Roberto Mauzer

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