Estructura espiritual

Después del anuncio de los 10 mandamientos, el pueblo vio la manifestación de Dios, que sonó imponente y soberanamente.

«Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos.

Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que Su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis. Entonces el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios.» Éxodo 20:18-21

La reacción del pueblo reveló su estado espiritual. El pueblo vivía de manera desordenada, lleno de manías y contaminado por el “espíritu egipcio”, por eso, no pudo soportar la gran santidad y dirección dada desde los cielos. Era un contraste abismal entre las leyes de Dios y una vida sin ley.

Por esa razón, se retiró, pues no tenía estructura espiritual.

Es importante evaluar nuestra reacción ante una dirección que proviene de Dios y que va en contra de nuestras costumbres o rutinas. El que es del Espíritu no le teme a la reprensión; al contrario, la ve como un instrumento para perfeccionar su temor a Dios.

Toda la grandeza que Dios manifestó en el Sinaí era un despertar de la santidad y del temor en el pueblo.

¿Cuál ha sido nuestra postura frente a la voluntad de Dios?

¿Nos apartamos o hacemos como Moisés, que se acercó a la oscuridad, donde Dios estaba?

¡Él actuó de esa manera, porque confiaba totalmente en Él!

Este texto es para que reflexionemos hoy y siempre.

Luisa Teixeira

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