Lea y medite en el mensaje de hoy

Generalmente, las vidrieras de los locales exponen los productos más lindos, con la finalidad de despertar en la persona el deseo de que entre al establecimiento y consuma.

De esta manera también sucede en las redes sociales, donde cada uno edita, embellece y muestra lo que es conveniente para alcanzar los objetivos que tiene.

La vidriera de la existencia humana, exhibida en las redes sociales, muchas veces, está lejos de ser una realidad, porque son recortes vividos, si es que realmente se viven.

Como alguien que también está aquí (redes sociales), observo el comportamiento de las personas y me obligo a pensar, porque vemos lo que los demás hacen, piensan, comen, con quiénes se relacionan, adónde van, lo que miran y lo que admiran, por ejemplo.

Algunas de estas vidrieras me agradan, me inspiran, pero otras no tanto. Pueden, incluso, impedirme de vivir mi propia vida con satisfacción.

Porque, en este paseo, puedo crear ideas y sueños que no son buenos para mí. También puedo perder el objetivo de trabajar en mí misma y volverme incapaz de perfeccionarme, sin lograr ver mis defectos y debilidades. Esto se debe a que las redes sociales siempre promoverán la vida exterior y no la interior.

Otro error común es perder el tiempo para sí mismo para vivir la vida de los demás, en una constante comparación y competencia.

Por eso, difícilmente se logra fuerza o sabiduría para entender y enfrentar los dilemas de la vida.

No sé usted, pero mis redes sociales nunca podrán mostrar quién soy realmente. Mis publicaciones son fragmentos de una realidad individual. No hay manera de publicar la paz, la alegría, el autocontrol, las lágrimas, los dolores, las tristezas, la compasión, el cansancio…

¿Qué le parece si paseamos y vemos los contenidos de las redes con mucha moderación?

P.D.: ¡Etiquete a alguien para que reflexione con usted sobre el dilema de las “vidrieras”!

Núbia Siqueira