ABRE TU BIBLIA EN 2 CORINTIOS, CAPÍTULO 13, POR FAVOR. ¿QUIÉN NO QUIERE SER APROBADO?
Nosotros somos probados en todo. Somos probados como hijos, como padres, como hermanos, ¿verdad? Somos probados como ciudadanos, como profesionales, somos probados, incluso, ¡como cristianos! No existe nadie, siquiera, que no quiera ser aprobado, ¡todos queremos ser aprobados!
Y Dios lo sabe, pues fue Él quien puso en mi y en ti el querer ser aprobado. Pero, para ser aprobados, tenemos que ser probados. ¿Puede ser alguien aprobado sin antes pasar por el proceso de prueba –en el sentido de ser testeado, experimentado-, es posible? ¡No! ¡Es imposible que alguien sea aprobado sin antes ser probado! Incluso, escucha, los juguetes de los niños que están en las tiendas, todo, es probado. Incluso el zapato que llevas puesto ahora, la ropa… todo lo que existe, antes de ser comercializado, de ser expuesto al consumidor, primero pasa por un proceso de pruebas o de probación. Los medicamentos, los tratamientos, y principalmente, y primeramente, el ser humano.
Ahora, ¿a quién le gusta ser probado? ¡A Nadie! Y muchas veces solemos decir, “no tengo que probar nada a nadie”. Bien. Bíblicamente hablando, no es así. Cuando eres probado por Dios y aprobado por Él, no tienes que preocuparte de probar nada a nadie, porque ya fuiste probado y aprobado por tu Padre Celestial, por Tu Dios y Tu Señor. ¿Ves? Entonces, tienes tu conciencia limpia, tu corazón está limpio, te sientes ligero, estás bien. Y ya no tienes aquella carga, aquel peso… de querer probar algo a alguien y ni querer probar para ser aprobado, pues ya fuiste probado y aprobado por Dios. Es un poco complejo, pero es importante que tú, joven, señora, señor, entiendas esto.
¿Y quien puede probar a la Palabra de Dios? ¿Todos? No. Según la Santa Biblia, probar a Dios, sólo lo puede hacer los que probaron a su propia fe. Los que hicieron su parte y ahora quieren que Dios haga la Suya, ¡esto es probar a Dios! Tentar a Dios es que creas en los que esté escrito y querer que Dios cumpla lo Prometido en tu vida sin que tú hagas nada, sin que obedezcas, sin que cumplas con Sus Mandamientos. ¡Esto es tentar a Dios! Y uno de los 10 Mandamientos dice: “No tentarás al Señor tu Dios”. Ahora, probar a Dios, ¡Él mismo lo dice!: “Probadme, ahora en esto”, pero antes de que pongas a prueba a Dios, tienes que probar a otra persona, que eres tú mismo.
Mira lo que dice el Texto Sagrado, en 2 Corintios, capítulo 13, versículo 5: “Examinaos a vosotros mismos, si realmente estáis en la fe”.
Soy yo quien me tengo que examinar, eres tú quien se debe examinar. Si estás, por ti mismo, REALMENTE, en la fe –la palabra realmente está compuesta por dos palabras, por un lado REAL, algo real, estoy en la fe, y MENTE, razón. La fe no tiene nada que ver con emoción o sentimientos. No importa la edad, el tiempo de Iglesia, los conocimientos, la experiencia… no importa el pasado. Con Dios solo vale el presente, porque la fe te proyecta hacia el futuro. Y tienes que aprovechar las oportunidades porque estamos envejeciendo. Tienes que evolucionar, y para ello te tienes que involucrar, para ser aprobado, y no por los demás, no por la sociedad, competitiva, materialista y egoísta en la que vivimos. No para que tus familiares te aplaudan, no para que el mundo te abrace, porque esto no va a pasar –odiaron al Señor Jesús, dice: “Me odiaron a mí, mucho más a vosotros”.
Pero tenemos que ser aprobados, por cuestión de honra, es una cuestión de fe, de conciencia, de dignidad espiritual de moral, “Mi Dios, no estoy jugando con mi vida, no estoy jugando con tus siervos, yo no estoy jugando con Tu Palabra, yo no estoy jugando con la Iglesia, es mi alma, es mi futuro, mi eternidad, mi familia, mi salud, mi vida, que ahora te pertenece a Ti”.
“Examinaos a vosotros mismos” No puedo esperar que alguien me examine, ya que podrán, sí, examinar mi exterior, el médico puede examinar lo físico, pero ¿quien puede examinar mi corazón? ¡Nadie! ¿Quién puede examinar los sentimientos que hay en mi corazón, las intenciones que hay en mi corazón? ¿Quién puede examinar mis pensamientos? ¿Hay alguna máquina, capaz de examinar mis pensamientos, si son negativos, o positivos, si son buenos o malos? ¡Sólo yo puedo hacer este examen, y ver si, realmente, estoy en la fe. ¿Estás realmente en la fe? Entonces no andas en la emoción, es algo real, es acompañado de actitudes, de decisiones. “Probaos a vosotros mismos”.
¡Dios es contigo, y yo también!
Ojf