Lea el mensaje de hoy y medite en él
«Fulano está envejeciendo bien» o «Fulano está acabado», todos escuchamos estas expresiones alguna vez, sobre todo cuando se habla de los artistas.
Esto es común en una sociedad que rinde culto a la belleza y desprecia la sabiduría.
Por eso vemos a tantas personas con miedo de perder relevancia y cometer locuras en pro de la apariencia.
¿Quién ya pasó los 40 años y se empezó a preocupar por los primeros cabellos blancos o por la falta de esos preciosos hilos?
¿Quién se pone cinta adhesiva en las arrugas con la esperanza de que éstas desaparezcan?
La tendencia es intentar evadir las primeras señales de la vejez, sin embargo, muchos olvidan que esta es una batalla perdida (¡disculpe si dolió!).
Llegará el día en que nuestro tabernáculo (cuerpo) desaparecerá de este mundo. Si eso no sucede, no recibiremos el tabernáculo celestial, el cuerpo glorificado, infinitamente superior a este.
Pero ¿qué es envejecer bien? ¿Parecer más joven? ¿Tener 50 años y parecer de 35?
¿Tener autonomía para caminar, correr o comer lo que quiera? ¿Tener muchos amigos, ser atractivo y viajar mucho?
Muchas cosas pueden ser buenas, pero nada se compara con las virtudes que pueden adquirirse con el paso de los años.
Entonces, envejecer bien es:
Volverse sabio.
Saber mirar e interpretar la vida con buenos ojos.
Aprender a diferenciar lo útil de lo inútil.
No dejar que el «deterioro» del cuerpo dicte sentimientos de desvalorización.
Ver cómo el cuerpo se debilita sin debilitarse en la fe.
Entender que, mientras hay vida, hay maneras de servir.
No lea y se escabulla, reflexione y contribuya, ¡por favor!
¿Cómo está su envejecimiento?
¿Qué cree usted que es envejecer bien?
¿Está preparado para que le digan viejo, o eso lo ofendería?