De madre a madre: ¿Cómo debo actuar después del Ayuno?

niño

Qué maravillosos fueron estos días del Ayuno de Daniel, ¿no es así?

Todos los sacrificios valieron la pena y siempre valdrán, cuando nuestro objetivo es recibir el Espíritu Santo. Estoy segura de que no solo yo, sino que todas las que se entregaron totalmente fueron bautizadas y renovadas por Él.

Pero ¿y ahora? ¿Cómo serán nuestros días de aquí en adelante?

Serán el reflejo de todo lo que vivimos y recibimos, porque el Ayuno no terminó ayer. Para el que recibió lo mejor, ahora comienza lo que Dios desea hacer en su vida.

Sabemos que los hijos, cuando aún son pequeños, no entienden el verdadero significado de un ayuno o de tener o no el Espíritu Santo. Sin embargo, sí entienden la diferencia entre lo bueno y lo malo, entre la alegría y la tristeza, entre que esté todo bien o no, y estas experiencias las van guardando a lo largo de su desarrollo.

Ahora bien, si realiza, de hecho y de verdad, un ayuno audiovisual como este, después, su hijo notará que usted empieza a tener otro comportamiento. Se vuelve una madre más tranquila, amorosa, paciente, que le dedica más atención a su hijo. De esta manera, él crecerá deseando lo mismo, porque logró asociar que, “después del Ayuno, ¡todo cambió! Y que eso es algo bueno”.

Es a través de nuestro propio ejemplo que podemos ir plantando esa “buena semilla” dentro de ellos, con la seguridad de que quedará guardada y dará frutos en el momento correcto.

Querida madre, los ejemplos son más fuertes que las palabras. Por eso, haga que este ejemplo quede marcado en la vida de su hijo y él se acordará que hubo un antes y un después en usted, desde que hizo el Ayuno de Daniel.

Sea una madre que tiene la palabra correcta en el momento correcto, que, en vez de decirle a su hijo algo de lo que después se arrepentiría o algo que lo lastimaría, escucha, que lo corrige porque lo ama y no para castigarlo, que le enseña a vivir por la fe, que lo tranquiliza con una simple mirada, que le sonríe mientras se controla, que le transmite protección con su abrazo y seguridad con su voz, que lo instruye como siervo del Altísimo.

Permita que su postura y sus actitudes reflejen la imagen del Señor, exteriorizando todo lo que recibió en estos 21 días. Crea que, en un futuro muy cercano, sus hijos también participarán del Ayuno, serán bautizados con el Espíritu Santo y dirán: “Yo solo seguí el ejemplo de mi madre”.

Viviane Freitas

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