Algunos se conocen muy poco a sí mismos y viven engañados sobre quiénes son en realidad. Entienda a continuación
Actualmente, usar máscaras es algo muy común. No lo digo en el sentido literal, me refiero a los muchos disfraces que las personas usan para camuflar la verdad de sus corazones. Algunas se conocen muy poco a sí mismas y viven engañadas sobre quiénes son en realidad. Otras, sin embargo, conocen bien sus motivaciones y viven de apariencias para no mostrar sus verdaderas intenciones.
Hemos visto a muchas personas que disfrazan su cobardía diciendo que es su manera tímida de ser.
También hay quienes usan el disfraz del silencio para parecer humildes, cuando, en realidad, por dentro están como un volcán en erupción.
Los críticos y los acusadores se disfrazan como personas que quieren ayudar y cooperar.
Los celosos y envidiosos son los “celosos” por la obra de Dios.
Y así sucesivamente…
El principio del disfraz fue inaugurado por Lucifer, que en el jardín del Edén habló a través de la boca de la serpiente. Hoy en día, se disfraza incluso de ángel de luz.
Por eso, tenga cuidado, porque con la ayuda del mal muchos lobos se han disfrazado de ovejas. Si hasta un traidor se disfrazó de discípulo cariñoso y con un beso entregó al Hijo de Dios a la muerte, ¿usted se imagina lo que nosotros pasaremos?
Las máscaras siguen siendo útiles para distorsionar lo que es verdadero y engañar a los que son puros.
Hay que tener paciencia y actuar con paciencia en este mundo de tantos disfraces, ¿no?
Núbia Siqueira