El Dios-Espíritu Santo siempre suscitó una especie de “curiosidad” por parte del ser humano, porque es el Dios que solo conocemos en Su totalidad cuando Lo tenemos donde corresponde: ¡dentro de cada uno de nosotros!

Usted ya se preguntó: ¿Por qué Dios quiere bautizarme con Su Espíritu, con el Espíritu Santo? ¿Qué es lo que Dios quiere hacer en mí a través del Espíritu Santo? ¿Cuál es Su verdadero objetivo?

¿Es curar?

¿Es liberar

¿Es prosperar?

¿Es bendecirnos sentimentalmente?

¿Es unir a la familia?

¡No! ¡La respuesta definitivamente es no! La prueba de eso es que Dios hace todo eso y mucho más cuando usamos la fe inteligente a través de los sacrificios voluntarios de cada uno. ¡Yo soy un aprueba de eso! Incluso antes de ser bautizado en las aguas y con el Espíritu Santo tuve experiencias con el poder de Dios en mi salud y en mi vida. Sin embargo, ¡la experiencia personal con Dios solo sucedió a través del bautismo con el Espíritu Santo!

Observe lo que Dios revela y orienta por medio de Su infalible Palabra: “Entonces el Espíritu del Señor vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre.” 1 Samuel 10:6

¡Vea que el Espíritu Santo quiere hacer tres cosas en usted!

1ª Venir sobre usted con poder (“… vendrá sobre ti con poder…” 1 Samuel 10:6). Esto significa apoderarse, enseñorearse, conquistar. Dios sabe, mejor que nosotros, que, si no somos poseídos por Su Espíritu, seremos poseídos por nuestro “yo”. Ahí reside el gran peligro, que al principio parece inofensivo, pero que es muy peligroso. Porque los demonios solo pueden dominar, poseer a alguien, después de que esa persona se deja poseer por su propio “yo” (sentimientos, emociones, fantasías, etc.).

2ª Usar su mente, boca y cuerpo para pensar, hablar y vivir como Él quiere (“… profetizarás con ellos…” 1 Samuel 10:6) para que otras vidas sean liberadas, transformadas y salvas. Él quiere que usted trabaje, que les profetice a sus familiares, amigos, enemigos, incrédulos, ricos y pobres, junto con nosotros, Sus siervos. No obstante, solo puede profetizar el que vive lo que está escrito. Conocer lo que está escrito no es suficiente. Es necesario practicar, y solo los bautizados con el Espíritu Santo tienen ese poder, esa fuerza, esa disposición y esa valentía. Porque, cuando se vive lo que está escrito, ¡se puede profetizar y ver lo que sucede en la vida de los oyentes lo que fue profetizado!

3ª Mudarlo (transformarlo) en otro hombre, en un nuevo hombre, en una nueva mujer (“… serás mudado en otro hombre…” 1 Samuel 10:6). Es decir, que todos puedan ver, notar y reconocer que usted ya no es más la misma persona de antes. Observe que Dios quiere que los demás vean a esta nueva persona. ¿Sabe cuál es su nombre? ¡Hijo de Dios! Esta persona transformada es la imagen y semejanza del Dios Vivo, del Hijo de Dios. Todos deben ver y reconocer su carácter, su personalidad y su vida como un ejemplo irreprensible.

Sin embargo, ¿por qué Él “no ha logrado” hacer eso en todos lo que dicen ser Suyos (de Dios)?

Si Dios prometió bautizarlo con el Espíritu Santo.

Si Dios quiere bautizarlo con el Espíritu Santo.

Si Dios puede bautizarlo con el Espíritu Santo.

A causa de las tantas preocupaciones que muchos han traído a la mente. Se preocupan por tantas cosas y dejan de preocuparse por lo más importante: ¡el Espíritu Santo!

Por eso, tome la decisión de dejar sus preocupaciones, en este preciso momento, en las manos de Dios. Si lo hace, hoy mismo, el Espíritu Santo vendrá sobre usted, solo debe entregarse al 100 %, para que Él pueda transformarlo en un hijo Suyo.

Obispo Julio Freitas