El tiempo es un factor que iguala a las personas, pues pasa para todos, sin distinción. Ese reloj invisible dentro de nosotros camina a una velocidad propia, sin darnos oportunidad de interferencia. Frente a este hecho, cada uno hace sus elecciones a lo largo de los años, y son estos las que determinan a qué ritmo vamos a envejecer.
Algunos, por ejemplo, creen que el tiempo es implacable. Ellos tienen la filosofía de aprovecharlo al máximo, y exageran al extremo en todo lo que hacen. Entran en muchas relaciones sin prever las consecuencias; comen todo y aún más, sin dar atención a lo que es saludable; trabajan exhaustivamente, sin considerar el descanso; son negligentes con las horas necesarias de sueño por estar en internet, mirar la televisión, ir a fiestas, etc. Esas personas no se dan cuenta pero este estilo de vida los hace perder. Cada descuido con el cuerpo trae una cuenta amarga con los años.
En el caso específico de las mujeres, notamos que algunas envejecen más rápido que otras. Dejando de lado el factor genético, que contribuye con algunas características, la manera que elegimos vivir dirá como vamos a envejecer. O sea, con la edad todas tendremos arrugas, pero si nos exponemos con más frecuencia al sol, sin usar filtro solar, ellas vendrán más rápido.
Con el paso de los años, el cuerpo pierde poco a poco la fuerza y la agilidad de la juventud, pero la vida sedentaria hace esa juventud irse muy temprano. Y, en lugar de vigor, vienen los dolores en la espalda, rodillas y articulaciones. El olor agradable de perfume, da lugar a los aerosoles de alcanfor y mentol para soportarlas.
Con el tiempo es normal que la memoria nos de señales de que ya no almacena el mismo volumen de informaciones de cuando éramos adolescentes. Pero, la persona que duerme una cantidad insuficiente de horas, tendrá problemas mucho antes.
Según los científicos, hay una gran diferencia entre la edad cronológica y la edad biológica. ¿Sabe por qué? La diferencia está en el cuidado o no del cuerpo. Quien actúa con esa conciencia, difícilmente va a aparentar la edad de su registro de nacimiento.
Sé que todo eso es difícil con el ritmo de vida que tenemos. Como usted, yo lucho mucho para lograr priorizar lo que realmente es prioridad. ¡Y, en este caso, yo soy una prioridad y usted también!
El secreto de la juventud y de la belleza no está en las cremas, aunque ayudan, sino en los hábitos más básicos de la vida.
Y, nunca es tarde para empezar a amarse de verdad.
¡Un beso y hasta la próxima!
Gracias es una ensenanza muy buena y nos ayuda a tomar recaudos de nuestro cuerpo en su cuidado para que el Espíritu Santo pueda morar en mi.