No existe nada más terrible para un Siervo, que ver cómo algunas personas son indiferentes hacia las cosas de Dios.
Es lo que produce una inmensa aflicción dentro de uno, cuando llega a nuestro conocimiento la pérdida de un alma que, por causa de estar atormentada, decide quitarse la vida.
¿Cómo podemos expresar con palabras lo que sucede en lo más íntimo y profundo de nuestro ser?
Es lo que nuestro Salvador y Señor de nuestra vida sintió en carne propia cuando se enteró de la muerte de Lázaro:
“Y cuando Jesús la vio llorando, y a los judíos que vinieron con ella llorando también, Se conmovió profundamente en el espíritu, y Se entristeció, y dijo: ¿Dónde lo pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró”. Juan 11:35
Creo que sus lágrimas fueron más por la pérdida de un ser querido que partía sin la Salvación eterna de su alma, que por la desaparición física de Lázaro.
Es la aflicción que tenemos cuando recordamos los rostros principalmente de aquellas personas que estuvieron muy cerca nuestro y que, por algún motivo, ya no están más.
¿Qué debemos hacer frente a esta situación?
¡Gracias a Dios por las Caravanas del Rescate!
Sin ellas, muchos estarían perdidos, o tal vez ya no estarían.
¡Busquemos llegar a tiempo!
Pr. Guillermo Langeleotti
Debemos trabajar cada día, para llevar a otros el bien mas precioso que nosotros ya poseemos:
La salvación que recibimos a traves de nuestra fe, en el Señor Jesús.