Lea el mensaje de hoy y medite en él
Cuando oramos con sinceridad y fe, no nos preocupa mucho la respuesta. Queremos los resultados, obviamente, pero la oración ya cumplió su principal objetivo: acercarnos a Dios. Cuando oramos, derramamos nuestra alma, por lo tanto, Él ya nos escuchó.
Y eso es maravilloso, porque en un mundo donde nadie tiene tiempo de escuchar (y la mayoría debe pagar para ser escuchado), hay oídos amables esperándonos.
Oremos, no para cambiar a Dios ni Sus planes, sino para tener comunión con Él.
Luego, oremos para que haya orden en nuestro interior, porque, antes de que Dios cambie las circunstancias, Él nos cambia.
Núbia Siqueira