Lea y medite en el mensaje de hoy
¡Menos mal que Dios no responde todas mis oraciones!
¡Menos mal que el Espíritu Santo edita mis súplicas antes de que lleguen a los oídos agraciados del Señor Jesús!
Digo esto porque, muchas veces, pedimos piedras y serpientes (sin saberlo, por supuesto), mientras que el Altísimo quiere darnos panes y pescados.
Realmente, no sabemos orar, porque no sabemos qué es mejor para nosotros. Por este motivo, en todos nuestros pedidos (ya que podemos pedir), no nos olvidemos de buscar, principalmente, la voluntad de Dios, que es buena, agradable y perfecta.