Al participar de una reunión en la que se hablaba de fe sin obras, pensé: “Este tema es muy serio y resultará en un excelente post para las obreras”. Y aquí estoy escribiéndoles sobre este tema, para que abra sus ojos espirituales en relación a la obra de Dios.

La verdad es que cuando hablamos de obras, lo que pasa por la mente de muchos es que estas están conectadas a los milagros, a la atención, a la evangelización, a expulsar demonios, que en el fondo son importantísimas y deben accionarse. No obstante, si son realizadas sin las verdaderas obras, que Dios requiere de cada uno de nosotros, ¡no sirven de nada!

Pero, al fin y al cabo, ¿cuáles son esas obras que Dios espera de nosotros?

Observe lo que está escrito:

“¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?” (Santiago 2:20,21)

Ahora piense conmigo: ¡¿Cuáles fueron los milagros, qué demonios fueron expulsados, qué evangelización hizo Abraham?!

El hizo el mayor de todos los milagros, que fue el de vivir una vida de Obediencia, Sacrificio, Entrega y de Palabra. ¡Por eso se lo considera nuestro Padre de la Fe! ¡Estas son las obras que realmente a Dios Le agradan!

Ahora, le pregunto: ¿Ha practicado estas obras de hecho y de verdad, o solo están en su conciencia?

Aguardo su comentario.