¿POR QUÉ APRENDER?

Aprender es uno de los hábitos más importantes que debemos desarrollar para crecer en la fe y en las demás áreas de nuestra vida.

Está escrito que el Espíritu Santo nos enseñará todas las cosas, pero para que Él nos enseñe debemos estar dispuestos y atentos para aprender con Él.

Son innumerables las lecciones que recibimos en las reuniones que participamos, en las lecturas bíblicas, al escuchar testimonios de amigos y de otros miembros en nuestras iglesias, pero lo que hacemos con estas enseñanzas es lo que hace la diferencia en nuestra historia de vida, en nuestro testimonio. Cuando estamos atentos para aprender, el Espíritu Santo nos enseña cómo poner por obra lo que escuchamos, ajustando los conceptos recibidos a la práctica en nuestra vida cotidiana.

Teniendo en cuenta que un hábito es una manera permanente o frecuente de actuar que se convierte en una experiencia o un modo de ser, para lograr desarrollarlo, se necesita perseverancia para repetir con frecuencia una acción, una manera de hablar, de pensar, de reaccionar.

Muchas veces, el Espíritu Santo nos enseña cómo agradar a Dios en una determinada área, y en aquel momento incluso podemos detectar en qué punto debemos cambiar, pero si al otro día ya no pensamos en sus enseñanzas, no desarrollaremos un hábito y dejaremos de lado lo que es valioso para nuestro crecimiento personal y espiritual.

No podemos ser incautos, fijemos metas de convertir en un hábito lo que aprendemos con Él, pues lo que viene de Él con seguridad nos traerá frutos de felicidad y nos conducirá a la vida eterna.

“Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido.” 2 Timoteo 3:14

Gislene Xavier

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.