¿Quién pasa por ella?

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Sabemos que estamos viviendo el fin y que, en breve, el Señor Jesús volverá. Podemos afirmar esto por el cumplimiento de las profecías en Israel, en la naturaleza, en los gobiernos de diferentes naciones, en las familias e incluso en las iglesias.

Aunque no sepamos la fecha en la que vendrá nuestro Salvador, Él dijo que sabríamos discernir los tiempos, a través de los acontecimientos en el mundo. Los días malos llegaron y en el reloj de Dios estamos cerca de la medianoche, estamos en la hora más oscura de la larga noche.

Saber que el mundo sigue empedernido no nos asusta, pero duele ver el amor enfriándose en casi todos los cristianos, al espíritu del engaño oscurecer mentes y endurecer corazones, y a muchas personas escandalizarse con los principios y valores bíblicos.

Cabe destacar que Jesús dijo que «muchos se escandalizarían», y muchos no son pocos, ¡claro!

«Y bienaventurado es el que no se escandaliza de Mí.» Mateo 11:6

La palabra «escandalizar», en griego, significa «ofender», «tropezar». Por lo tanto, hay una gran posibilidad de que, en algún momento, la verdad confronte y lastime al ser humano de tal manera que preferirá desvirtuarla o desviarse de esta que aceptar su reprensión.

Por eso, vemos una multitud de ofendidos, resentidos e incluso débiles en la fe, por estar demasiados apegados a su propia voluntad, a su verdad y a las opiniones ajenas.

La Palabra siempre nos exigirá renuncias, y las renuncias demandan un gran sacrificio. Nunca es fácil sacrificar, obedecer y no ofenderse. Por este motivo, estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la Salvación.

No es vergonzoso formar parte de los «pocos», al contrario, es un privilegio.

Núbia Siqueira

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