SEPTIEMBRE, EL MES DEL CORAZÓN SINCERO

En Salmos 139:23-24 dice:

23 Examíname, Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos.
24 Ve si hay en mí camino de perversidad y guíame en el camino eterno.

Es decir, es como si el salmista dijera:

“Mi Dios, ayúdame, prueba mis pensamientos, mira para mi corazón, y si hay alguna cosa que está mal, muéstrame, para que yo pueda corregirme.”

Es eso lo que estaremos viviendo hasta el día 07 de octubre: EL MES DEL CORAZÓN SINCERO.

Si hay algo que Dios exige de todo ser humano que quiere acercarse a Él, se llama SINCERIDAD.

La SINCERIDAD es algo indispensable para los que quieren relacionarse con Dios, pero no es el Espíritu Santo que da.

Cuando leemos en la Biblia sobre el Fruto del Espíritu, no aparece la SINCERIDAD.

Nadie puede decir: “Cuando recibí el Espíritu Santo me torné una persona sincera.” ¿Por qué? Porque si nosotros no fuéramos sinceros antes, ni siquiera Lo habríamos recibido.

La SINCERIDAD, no es fruto del Espíritu Santo, sino, es algo que tiene que existir en el espíritu de la propia persona.

Dios exige eso hasta del incrédulo, ese es el criterio que creemos que Él usa para salvar a una persona por más que esté perdida.

¿Qué vamos a hacer?

Todos los días de este mes hasta el día 07 de octubre, estaremos leyendo un pasaje bíblico relacionado a este asunto: SINCERIDAD.

Vamos a meditar en este pasaje bíblico, estaremos orando arrodillados sobre el Oratorio del Corazón Sincero, examinándonos y evaluándonos, para que seamos afuera lo que somos adentro, porque si Dios exige SINCERIDAD del incrédulo, imagínese, de los que hacen Su Obra.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.