¡Un gran peligro!

Para sobrevivir necesitamos trabajar, relacionarnos, tener cuidados personales, seguir reglas básicas de la vida en sociedad, entre otras cosas.
Pero, ¿qué te motiva a levantarte diariamente? ¿la necesidad de sobrevivencia? Si tu respuesta es sí, eres una persona motivada por la necesidad, que establece metas y objetivos basados en mantener lo que tienes, incluso disconforme con tu empleo permanecerás por años por las responsabilidades y necesidades diarias; después de todo, es necesario el sacrificio para sobrevivir. Buscar nuevas posibilidades puede desequilibrar las finanzas, perder lo que ya se tiene, lo que ya resulta conocido y seguro; tu punto fuerte es prestar atención a los detalles y la persistencia para mantenerte.

Otro grupo de personas dirá que esa no es su motivación, y sí la posibilidad de aprender cosas nuevas, desarrollar nuevas experiencias, descubrir lo nuevo, encontrar caminos diferentes, pues no se preocupan con lo que tienen, sino en descubrir cosas nuevas, invierten en lo que le proporciona oportunidades de evolucionar. Su punto fuerte es la creatividad, la construcción de nuevas ideas, nuevas formas de producción, y terminan siendo los líderes de sectores o propietarios de empresas.

En la Biblia, Dios nos motiva a buscar posibilidades, pues no importa cuál es nuestra condición en el presente, siempre podemos evolucionar a través de una sociedad con Él.
La persona presa a la motivación por necesidad, tiende a estar presa de lo que tiene y conoce, por eso no buscará nuevas experiencias con Dios.
El sacrificio es una palanca motivadora para que te desapegues de tus necesidades, y vayas en búsqueda de lo nuevo, de las posibilidades.

Haz un análisis si tienes metas trazadas, objetivos espirituales, o si estás motivada por las necesidades; para alcanzar una respuesta positiva cambia el factor que te motiva, para que desarrolles características interiores que te lleven a la realización de tu sueño.

Existen varias puertas que te llevan a nuevas experiencias con Dios, abre una. Pon en práctica lo que crees; vive de acuerdo con las promesas de Dios

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