¿Qué daría usted a cambio de su alma?
Así como los sacrificios materiales promueven bendiciones materiales, también los sacrificios espirituales producen bendiciones espirituales.
Dios ha invitado a los que creen a que Lo prueben en los diezmos y las ofrendas. En compensación, Él ha prometido que abriría las ventanas de los Cielos y derramaría bendiciones sin medida, además de reprender al devorador. Malaquías 3:10
De la misma forma, Jesús les prometió Vida Eterna a los que se negaran a sí mismos, tomaran su cruz y Lo siguieran día tras día. Mateo 16:24
En ambos casos, el sacrificio es necesario. Sin embargo, el apóstol Pablo va mucho más allá de eso, cuando, dirigido por el Espíritu, suplica:
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” Romanos 12:1
Es decir: no hay culto racional si no hay sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.
Por otro lado, en el culto emocional, a pesar de estar lleno de muchas canciones que hablan de amor, las personas se embriagan de una sensación placentera.
Algunos confiesan que sienten la presencia de Dios y otros hablan en “lenguas y hasta profetizan”. Eso sin mencionar a los que giran, a los que se caen al suelo y andan en cuatro patas. Esto sería insignificante si el testimonio de sus vidas fuera una maravilla. ¡Pero no lo es! Al contrario, es un fracaso total: sus hogares están divididos, son adulterios, pedófilos, prostitutos, están resentidos entre ellos, hay divisiones, en fin, es un verdadero reino de las tinieblas.
¿Por qué?
Porque en ellos no existe el culto racional, inteligente o consciente. ¿Cómo al Creador puede agradarle el culto emocional si Él es Razón, Inteligencia y Sabiduría?
El culto emocional es como una fiesta de carnaval. Sus participantes se disfrazan y utilizan máscaras, para camuflar la hipocresía y las obras de la carne. ¿Y quién gobierna esa farsa espiritual?
En realidad, en la ausencia del culto racional, aparece el culto carnal o emocional
“Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el Reino de Dios.” Gálatas 5:19-21
Es interesante que Pablo les pida, les suplique y les ruegue a los seguidores del Señor Jesús que presenten un culto racional, el cual exige el cuerpo por sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Es decir, que la alabanza, la adoración y la contemplación al Señor debe ser algo absolutamente consciente.
Este culto no se restringe al hecho de estar en la iglesia. Si la persona es Templo del Espíritu Santo, en el lugar donde ella se encuentre, allí habrá alabanza, adoración y contemplación.
En la iglesia, supuestamente, todos están en la misma fe y en el mismo Espíritu. Allí el culto racional es colectivo. Hay canciones apropiadas, cánticos de alabanza y expresiones individuales que exaltan al Señor y Salvador.
Mientras unos alaban, otros adoran y otros contemplan la faz del Altísimo. Todo en la más perfecta disciplina y orden.
Y, a causa de esa libertad, el Espíritu Santo instruye, inspira y dirige la alabanza, adoración y contemplación de Su Hijo de forma liberal, espontánea y saludable.
Fuente: Blog Obispo Macedo.