En 1 Samuel, capítulo 16, versículo 18, dice: “He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y homre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y el Señor está con él”.

David no fue reconocido solo por lo que hacía, sino por lo que era.

Es decir, sus cualidades venían desde su interior hacia su exterior, porque Él era lo que hacía, y, por eso, logró lo que logró.

Lo que hacemos para Dios, en secreto, se refleja en las actitudes y cualidades que ven los demás.

David tuvo siete cualidades, es decir, alcanzó la PERFECCIÓN de la comunión entre un siervo y Dios, por tener COMUNIÓN, VIGILAR Y ANDAR EN ESPÍRITU.

Hay quienes se engañan pensando que para ser notados deben estar en un “palacio”, debajo de los reflectores de la vida. Sin embargo, al que es visto por Dios no le importa el lugar, la posición o la situación en la que se encuentre; está feliz, en paz, porque sabe que está en compañía de la persona más importante, su único Dios, que es Padre y Rey.

Incluso, algunos tienen fama en la tierra, pero, otros, en el Cielo, que es más importante y eterna.

Tarea para el hogar: ¿Qué ven las personas cuando nos miran y qué dicen sobre nosotros?

Manténgase fiel hasta el fin, ¡porque pronto estaremos en nuestra morada celestial!