CONSEJO 10: CUANDO VENGA LA TEMPESTAD, CAMINE SOBRE LAS AGUAS
Las tempestades de la vida vienen para todos, desembocan sin pedir permiso, y la mayoría de las veces, cuando menos se esperan.
Así fue aquel día: ellos estaban exhaustos, el día había estaba lleno de tareas y desafíos. Al subir a aquel barco, no sabían lo que les esperaba en medio del mar: una tempestad los sorprendería. Cuando sucedió, sus miedos afloraron, y terminaron creyendo que la solución del problema era un fantasma. Después de todo, los sentimientos confunden la visión y no nos permiten ver la respuesta que, la mayoría de las veces está delante de nuestros ojos.
Cuando pasamos por las tempestades, solo podemos vencerlas cuando ponemos las ideas en el lugar, y nos sobreponemos a los sentimientos que se inquietan en nuestro interior.
Observemos lo que hizo de diferente Jesús. Él era Dios, pero se vistió de naturaleza humana para indicarnos el camino. Pasó su día con ellos, pero al final del día separó un momento para estar solo y hablar con Aquel que Le proveía el equilibrio emocional. A las tres de la madrugada siguió el camino y se encontró con el mar embravecido. Él no permitió que las emociones Lo dominaran: anduvo sobre el mar, influenció a un discípulo para que haga lo mismo y, además de salvarlo cuando este se vio tomado por los sentimientos, en el momento justo usó su autoridad y ordenó que esa situación se calmara.
Lecciones guardadas en Mateo 14, que nos orientan a vencer las tempestades y a andar sobre el mar de las emociones:
** No importa cómo fue el ajetreo de nuestro día, debemos tener momentos a solas con Dios.
** No podemos aceptar un desafío por la fe y luego mirar la fuerza de los vientos, en las dificultades presentadas. Debemos mantener nuestros ojos fijos en Aquel en quien pusimos nuestra fe.
** Si en los momentos de las tempestades permanecemos quietos, esperamos a que estas pasen, y nos ahogamos en nuestros sentimientos, no veremos la solución que engrandecerá a nuestro Dios y nos guiará a algo aún mayor.
Gislene Xavier.