El “Si” y el “Pero”

hombre

Nuestra relación con Dios se basa en las siguientes condiciones:

El “si” y el “pero” o el “mas”, que suponen un intercambio. Dios no hace ningún tipo de acepción con nadie, así como no exime a ningún culpable. Vea la la situación del rey Salomón:

“Y si tú anduvieres delante de Mí como anduvo David tu padre, e hicieres todas las cosas que Yo te he mandado, y guardares Mis estatutos y Mis decretos…” 2 Crónicas 7:17

Observamos que incluso delante de una obra magnífica que había terminado de levantar, Dios no consideró todo ese arsenal de metales preciosos como oro, plata y bronce como factor prioritario para Su gloria, sino que exigió como condición que Salomón se dirigiera hacia Él y Lo obedeciera como David, su padre, lo hizo. Solo de esta manera el Altísimo bendeciría su reinado.

“… Yo confirmaré el trono de tu reino, como pacté con David tu padre, diciendo: No te faltará varón que gobierne en Israel.” 2 Crónicas 7:18

Obreros/as no podemos ir al Templo de Salomón a nuestra consagración con la visión de ver las piedras o la estructura física, sino que debemos prepararnos espiritualmente siguiendo la dirección de Dios de dirigirnos hacia Él con santidad, reverencia, temor, respeto y pureza para que podamos reinar en vida.

“… mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.” Romanos 5:17

La inauguración del Templo les traerá a muchas personas una renovación y un avivamiento capaz de dividir la vida de tibios y fríos en un antes y después, además del fortalecimiento de los que están firmes y de las nuevas vidas que se ganarán para el Reino de nuestro Dios.

“Pero, si” observamos que, si nos desviamos de nuestro enfoque de servir y andar con nuestro Dios, seremos lanzados lejos de Su presencia como hemos visto que ha sucedido con muchos que Lo abandonaron.

“Mas si vosotros os volviereis, y dejareis Mis estatutos y mandamientos que he puesto delante de vosotros, y fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis, Yo os arrancaré de Mi tierra que os he dado; y esta casa que he santificado a Mi nombre, Yo la arrojaré de Mi presencia…” 2 Crónicas 7:19-20

Que el Señor Jesús tenga misericordia de nosotros y nos libre de tal tragedia por la cual el diablo trabaja incansablemente para que eso les suceda a los que no vigilan y no toman en serio su alianza con Dios.

Dios los bendiga.

Obispo Sergio Correa

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