Nosotros ya hablamos sobre la 1.ª etapa de la cual nadie de la fe se debe olvidar, la evangelización de nuestra alma, que implicó un gran sacrificio y dedicación tanto de parte de la Iglesia como de los siervos de Dios.
Hoy, hablaremos sobre: no se olvide del día que usted se liberó.
¿Usted se acuerda de su proceso de liberación espiritual? Usted tuvo que luchar contra los malos pensamientos, las críticas de sus familiares y amigos, las noticias falsas sobre la Universal, el prejuicio, la distancia que debía recorrer para llegar hasta la iglesia, el cansancio y muchas otras situaciones que se pusieron en su camino.
Además, tuvo que luchar contra el orgullo, las dudas, el miedo, el resentimiento, la vergüenza; tuvo que abrir su corazón, decir todo lo que cargaba dentro de su pecho, cerrar los ojos y concentrarse en las oraciones. También están los que se sintieron mal, que llegaron incluso a manifestar con demonios. Algunos quedaban inconscientes y otros conscientes.
¿Cree que eso fue todo? No, fue necesario participar de las cadenas de la Iglesia, de los propósitos de fe, de las vigilias, reprender a los demonios continuamente en sus pensamientos, orar, ayunar, leer la Biblia y escuchar la Palabra Amiga del obispo Macedo. Y usted debe seguir haciendo todo eso.
Por ese motivo, no podemos olvidarnos nunca de esta etapa de nuestra vida y de cuán difícil y peligrosa fue nuestra liberación. Porque, si la olvidamos, no permaneceremos libres. ¡Piense en esto!
Lea el siguiente pasaje bíblico y medite en esta etapa:
“… el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al Reino de Su amado Hijo, en Quien tenemos redención por Su sangre, el perdón de pecados.” Colosenses 1:13-14
Lea en su Biblia el capítulo 30 de Salmos y reflexione.
1.ª Etapa: Evangelizado
¡Lo veo en la IURD o en las nubes!
Obispo Julio Freitas
Es muy importante no olvidar los primeros pasos que dimos en la Fé