Lecciones importantes para su vida

Biblia

«Enséñame a hacer Tu voluntad, porque Tú eres mi Dios; Tu buen Espíritu me guíe a tierra de rectitud.» Salmos 143:10

Observe algunas lecciones que podemos aprender de este versículo:

1.ª «Enséñame…»

Por este motivo, el Señor Jesús dijo que los humildes son felices, porque están aptos para aprender de Dios.

Tarea para el hogar: pregúntese lo siguiente: «¿Me he resistido a lo que Dios quiere enseñarme?».

Referencia: Mateo 5:3.

2.ª «… a hacer Tu voluntad…»

Lo más inteligente que el ser humano puede hacer es reconocer que la voluntad de Dios es sumamente superior y mejor. También, sujetarse a ella, porque nunca lo decepcionará.

Tarea para el hogar: pregúntese lo siguiente: «¿He hecho la voluntad de Dios?».

3.ª «… Tú eres mi Dios…»

Todos nosotros sabemos que la palabra «dios» significa aquel que es adorado, obedecido y reverenciado.

Cuando afirmamos y demostramos que el Dios vivo es nuestro Dios, estamos probándonos que nuestra creencia no es religiosa, sino real, sincera y verdadera.

Tener al Creador como nuestro Dios es un privilegio. Solo cuando lleguemos delante de Su trono, en la Gloria, entenderemos cuán glorioso es tenerlo como nuestro único Dios. Los que Lo tienen como su único Dios ya fueron revelados.

Tarea para el hogar: pregúntese lo siguiente: «¿Tanto los malos pensamientos como las malas prioridades, palabras y reacciones han demostrado que el Señor es mi Dios o que otro lo es?».

4.ª «… me guíe…»

Cuántas decisiones equivocadas, reacciones indebidas, situaciones desagradables, y cuántos malos ejemplos, podríamos haber evitado para salvar más almas, si, simplemente, Le hubiéramos hecho este pedido al Espíritu Santo intensamente en nuestra alma: «¡Guíame!».

En estos 33 años, caminando con Dios, he visto que, sujetarse al liderazgo del Espíritu Santo es sujetarse a ser usado por Dios en Su totalidad y esplendor. Como el Señor Jesús, que fue guiado, inspirado y fortalecido por el Señor, el Espíritu Santo, que Lo transformó en el mayor siervo que ya hubo y que habrá.

Tarea para el hogar: pregúntese lo siguiente: «¿Quién he permitido que me guíe? ¿Mi propio yo, los demás o las circunstancias?».

5.ª «… Tu buen Espíritu…»

El buen Espíritu del Altísimo es el Espíritu Santo, que conoce todas nuestras fragilidades, limitaciones, imperfecciones y también nuestra humanidad, porque Él nos creó a Su imagen y semejanza, es decir, con conciencia, con inteligencia y con la capacidad de elegir el bien o el mal.

No hay nadie que pueda revelar lo que realmente hay en nuestro interior o que pueda enseñarnos y guiarnos como el buen Espíritu del Altísimo. Sin embargo, la gran mayoría de los seres humanos prefieren que los espíritus engañadores del egoísmo, de la incredulidad, de la vanidad, de los vicios, del orgullo, de la ansiedad, del rencor, del materialismo, de la desconfianza, del conformismo, de la indisciplina y de la promiscuidad los guíen.

Tarea para el hogar: pregúntese lo siguiente: «¿Qué espíritu he permitido que me guíe? ¿Le he pedido a Dios que Su buen Espíritu me guíe?».

6.ª «… a tierra de rectitud.»

Ser guiado por el Espíritu de Dios a tierra de rectitud no significa que no encontraremos piedras (contratiempos, dificultades, decepciones, tribulaciones, problemas personales, persecuciones) en nuestra caminata con Dios aquí en la tierra, al contrario, ¡encontraremos muchas! Sin embargo, cuando somos humildes para pedirle a Dios que nos enseñe a hacer Su voluntad y no la nuestra, Él pasa a ser nuestro Dios y envía a Su buen Espíritu para guiarnos a tierra de rectitud. En otras palabras, superaremos todos los obstáculos y venceremos para glorificarlo a través de nuestra comunión, de nuestro carácter y de nuestra vida como siervos del Altísimo.

¿Entendió?

Tarea para el hogar: pregúntese lo siguiente: «¿Le he demostrado a Dios mi dependencia por medio de mis prioridades, pedidos, actitudes y decisiones?».

Espero que esta meditación lo haya ayudado de alguna manera.

Déjenos su comentario sobre lo que le llamó la atención, porque puede ayudar a otras personas.

¡Nos vemos en la IURD o en las nubes!

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