“Los hombres malos no entienden el juicio; mas los que buscan al Señor entienden todas las cosas.” (Proverbios 28:5)

Analicemos este proverbio:

Los hombres malos son aquellos que cargan la podredumbre de la malicia y la maldad en su interior. Hombres cuyos ojos están entorpecidos por la avaricia y la soberbia. Su entendimiento está bloqueado por el mismo sentimiento que destruyó a Lucifer y que lo convirtió en el diablo: el ORGULLO.

Estos no tienen capacidad para entender el juicio. En otras palabras, no tienen condiciones de razonar de manera sensata, con discernimiento y ojos espirituales. Ven todo con malicia y maldad. Por eso, se desesperan en las tribulaciones de la vida y no superan la prueba en los desiertos. Todo esto sucede porque están sumergidos en sus pensamientos egocéntricos.

Sin embargo, ¡los que buscan al Señor lo entienden todo! ¿Por qué?

¿Porque son buenos?; ¿porque tienen mérito?; ¿porque son inteligentes?

¡No!

Los que BUSCAN AL SEÑOR son los que viven bajo Su total dependencia. Todo lo que hacen pasa por la dirección de Dios, es decir, no se dejan llevar por su propia inteligencia, capacidad humana o por la fuerza de su propio brazo, pues son guiados por el Espíritu Santo. Por esta razón, no se desesperan ante las adversidades, las luchas o los problemas, porque los que buscan al Señor entienden que todo coopera para bien (Romanos 8:28). Obviamente, eso no quiere decir que lo comprenden todo rápidamente, sino que, como buscan a Dios constantemente, todo se aclara, porque en su interior está la certeza de que Dios tiene el control de su vida.

Hagamos un balance de quién hemos sido verdaderamente, y corrijamos lo que sea necesario para convertirnos en esa persona que busca al Señor en todos los momentos de su vida.

¿Qué fue lo que más le llamó la atención? Deje su comentario.

Viviane Freitas Español