Si usted ha sido humillado y avergonzado, por ser el único en su trabajo, en su casa o en la facultad que no miente, que no dice malas palabras, que no tiene vicios, que no mira imágenes sucias, que no comparte cosas inmundas de este mundo, sepa que eso también le sucedió al profeta Jeremías.

Cuando Dios lo envió para alertar a los sacerdotes, supuestamente, siervos de Dios, de que estaban a punto de sufrir las consecuencias de su religiosidad, desobediencia e incredulidad, en lugar de darle oídos, ellos hicieron lo contrario. Observe:

«El sacerdote Pasur hijo de Imer, que presidía como príncipe en la casa del Señor, oyó a Jeremías que profetizaba estas palabras. Y azotó Pasur al profeta Jeremías, y lo puso en el cepo que estaba en la puerta superior de Benjamín, la cual conducía a la casa del Señor.» Jeremías 20:1-2

¡Vea qué atrevido es el diablo!

El sacerdote Pasur ordenó que prendieran al profeta Jeremías en el cepo, que era un tipo de tronco. Incluso, lo golpeó y lo humilló públicamente.

Y no lo hizo en cualquier lugar, sino en el patio de la casa de Dios, para que el pueblo viera y dudara del mensaje del profeta.

Jeremías fue golpeado por un hombre que era sacerdote e hijo de un sacerdote, es decir, por un hombre que conocía la Palabra de Dios, pero que no Lo servía.

Cuando Dios envió a Jeremías para transmitir Su mensaje de ira, esos hombres malintencionados lo golpearon, ¡así como lo hacen con usted también!

Muchos lo atan a usted a un tronco a través de las palabras, de las miradas, de los comentarios indebidos y de las bromas en el nombre de Dios, de la Biblia, de nosotros o de los siervos de Dios.

Sin embargo, observe lo que sucedió después:

«Y el día siguiente Pasur sacó a Jeremías del cepo. Le dijo entonces Jeremías: el Señor no ha llamado tu nombre Pasur, sino Magor-misabib. Porque así ha dicho el Señor: He aquí, haré que seas un terror a ti mismo y a todos los que bien te quieren, y caerán por la espada de sus enemigos, y tus ojos lo verán […] y los matará a espada.» Jeremías 20:3-4

¡Vea qué interesante! Pasur significa «liberación», pero, en este pasaje, es como si Jeremías le dijera: «Pasur, tú no honras ese nombre. Eres un sacerdote y tu nombre significa liberación, pero no liberas, oprimes. ¡Por eso sufrirás las consecuencias!».

Jeremías pasó por esa humillación por decir lo que Dios le había ordenado. Desde ahí, comenzó a sentirse frustrado y a tener pensamientos terribles en su mente:

«… cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí.» Jeremías 20:7

Los pensamientos del diablo lo bombardearon:

«Y dije: No me acordaré más de Él, ni hablaré más en Su nombre…» Jeremías 20:9

En otras palabras, Jeremías dijo: «No pensaré más en Dios, no hablaré más sobre Él, ¡estoy cansado!».

Tal vez usted está pensando en desistir y dice:

«No hablaré más sobre Dios.»

«No haré más Su obra.»

«Hago todo bien y solo sufro humillaciones, decepciones y aflicciones.»

¡Lo que le sucedió a Jeremías le sucede ahora a usted también!

«… no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos…» Jeremías 20:9

Este fuego ardiente es el Espíritu de Dios apegado a nuestros cuerpos (cuerpo, alma y espíritu), que nos hace seguir adelante día tras día. Por eso, ¡no permita que ese fuego se apague!

Usted puede ser abandonado, malinterpretado, abofeteado, arrestado, no se sabe, solo Dios lo sabe, pero Él está con usted, mientras Le sea fiel.

¡No se corrompa!

Todo lo que el diablo quería era que Jeremías desistiera, pero Dios puso el Fuego Ardiente en su alma, ¡y también lo pone en la suya!

Por este motivo, lo que usted estaba pensando dejar de hacer para Dios, sea orar, leer la Biblia, evangelizar, luchar por un familiar, determine, ahora mismo, que no lo hará, que no desistirá, ¡que no dejará que ese Fuego Ardiente se apague!

¡Siga firme!

¡Usted no está solo!

¡Jesús está con usted y nosotros también!

«Cantad al Señor, load al Señor; porque ha librado el alma del pobre de mano de los malignos.» Jeremías 20:13

¡Nos vemos en la IURD o en las nubes!