«Entonces el Señor Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras este dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.» Génesis 2:21
Observe como Dios hace Su obra. Esto sucedió después de que Adán les pusiera nombre a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo. ¿Sabe por qué? Porque, cuando nosotros participamos de Su obra, Él nos hace ver lo que necesitamos.
Por supuesto que, cuando Adán nombró a los animales, tuvo que nombrar tanto a las hembras como a los machos.
Dios usa Su obra para que los que participan de ella vean lo que Él ve.
Preste atención, ¡en este versículo vemos que Dios le puso una anestesia general a Adán! En otras palabras, todo lo que el hombre descubrió, en realidad, lo hizo el Altísimo.
Es decir, Dios tenía un propósito en la vida de Adán, el de sacarle algo que necesitaría, una de sus costillas, para generar a la mujer.
¿Dios no podía hacer a la mujer como hizo al hombre, con el polvo de la tierra?
Sí, sin embargo, todo lo que Dios creó fue con un propósito, por eso, debemos confiar en que Su decisión es la mejor.